Llevo dándole vueltas a la jugada de ayer. Me refiero, claro está, a esa en la que el Pollo Epiléptico, después de recibir una mala cesión de un defensa pucelano se quedó sólo ante el guardameta local. Pero cuando digo sólo, es sólo, sin nadie a diez metros a la redonda excepto el citado guardamenta, totalmente vendido. Las opciones que tenían eran infinitas y juro sobre la Biblia que hasta yo, que para esto de darle patadas al balón soy lo más negado que una mujer ha traído al mundo, hubiera sido capaz de irme al lado contrario del portero, ya caído en el césped, y marcar a puerta vacía. Lo juro: hubiera sido capaz.
Baúl arrojó el balón contra el cancerbero pucelano (la de metáforas, sustantivos y adjetivos que tengo que buscar por ahorrarme el esfuerzo de averiguar el nombre del zagal de los guantes -toma ya, otro- de aplomado que me dejó el partido de ayer) y se esfumó la posibilidad de lograr, cuanto menos, un patético empate. Llevo dándole vueltas a esta jugada porque ni siquiera el Zombie Mayor de este planeta Terror en que se ha convertido el Real Madrid puede fallar eso. También interceptó dos disparos a puerta que muy bien podrían haber entrado. Concedámosle el beneficio de la duda (además, uno de ellos era de Guti y ya sabemos que el de los cumpleaños hasta las cuatro de la mañana cuando hay entrenamiento al día siguiente vive obsesionado con darle la pelota al Capitán, Oh, mi Capitán) pero me huele que este símbolo del madridismo que, para nuestra desgracia, abandonó la profesión de futbolista hace más años de los que me gusta recordar, no quería que ese encuentro pariera nada que remotamente pudiera salvarle el pellejo al entrenador.
Pues si alguien quiere ser bienpensado, es decir, creer que aquella jugada sólo constata que Baúl es una mierda de padre y muy señor mío, bien por él. Para mí es la constatación de que la Madame del Vestuario, el cáncer que lleva las riendas de esta desdichada entidad por encima de presidente, secretarios técnicos y entrenadores, se ha cansado del muñequito alemán. Esperemos que los socios den un puñetazo en la mesa la próxima asamblea, última oportunidad que le queda al madridismo. Porque aquí no hay otra: o el Mito, o el Madrid, del que, como esto dure un poco más, no va a quedar ni el recuerdo.
Eso sí, la leyenda del de los 300 goles va a perdurará per sécula seculorum, sobre todo en el ánimo de nuestros enemigos. Lejos queda el sueño de aumentar nuestro palmarés; ahora el objetivo es la mera supervivencia.
Baúl arrojó el balón contra el cancerbero pucelano (la de metáforas, sustantivos y adjetivos que tengo que buscar por ahorrarme el esfuerzo de averiguar el nombre del zagal de los guantes -toma ya, otro- de aplomado que me dejó el partido de ayer) y se esfumó la posibilidad de lograr, cuanto menos, un patético empate. Llevo dándole vueltas a esta jugada porque ni siquiera el Zombie Mayor de este planeta Terror en que se ha convertido el Real Madrid puede fallar eso. También interceptó dos disparos a puerta que muy bien podrían haber entrado. Concedámosle el beneficio de la duda (además, uno de ellos era de Guti y ya sabemos que el de los cumpleaños hasta las cuatro de la mañana cuando hay entrenamiento al día siguiente vive obsesionado con darle la pelota al Capitán, Oh, mi Capitán) pero me huele que este símbolo del madridismo que, para nuestra desgracia, abandonó la profesión de futbolista hace más años de los que me gusta recordar, no quería que ese encuentro pariera nada que remotamente pudiera salvarle el pellejo al entrenador.
No hace falta discernir mucho que las grandes crisis en el Madrid en los últimos diez años, comienzan cuando a Raúl no le gusta su situación en el equipo. Es muy posible que cuando Ronaldo, Zidane y compañía fueron los 'validos' de Florentino Pérez, Raúl provocara un cisma. Con la llegada de Capello y su confianza en el capitán, las aguas volvieron al cauce 'raulista', pero ahora que se ha visto suplente, olvidado por Schuster, ha vuelto a sacar la espada de 'ángel exterminador'.Así habla Julián Ruíz en su columna de El Mundo digital que acompaña con una foto del susodicho (ésta), en la que aplasta su exagerado apéndice nasal hasta un extremo que le hace parecer Morbius, un presagio escalofriante, porque da la nariz (ups) que no cejará hasta chuparnos la última gota de sangre. En términos parecidos se expresa El Socio. No seré yo quién les lleve la contraria. En efecto, el Pollo quiere la cabeza de Schuster. Ya dijo el Bizconde de la Morena que Schuster le había comunicado al presidente, en la última cumbre en el Bernabéu, que Baúl era "uno de los causantes del mal ambiente que había en el vestuario" y que a él, el excelente técnico de la excelencia "ni le hablaba". Y en otro medio (Marca, si no recuerdo mal) se ampliaba el rumor la sospecha de que la causa era su malestar por su ausencia en la Eurocopa.
Pues si alguien quiere ser bienpensado, es decir, creer que aquella jugada sólo constata que Baúl es una mierda de padre y muy señor mío, bien por él. Para mí es la constatación de que la Madame del Vestuario, el cáncer que lleva las riendas de esta desdichada entidad por encima de presidente, secretarios técnicos y entrenadores, se ha cansado del muñequito alemán. Esperemos que los socios den un puñetazo en la mesa la próxima asamblea, última oportunidad que le queda al madridismo. Porque aquí no hay otra: o el Mito, o el Madrid, del que, como esto dure un poco más, no va a quedar ni el recuerdo.
Eso sí, la leyenda del de los 300 goles va a perdurará per sécula seculorum, sobre todo en el ánimo de nuestros enemigos. Lejos queda el sueño de aumentar nuestro palmarés; ahora el objetivo es la mera supervivencia.
3 comentarios:
Literalmente me corro al leerte. Llevas toda la razón macho, eres mi ídolo.
FUERA YA DE UNA VEZ BAUL!!!
Deberías leer la entrevista que han hecho a Villalonga en el 20 Minutos. Hay una frase muy interesante...
"Pero también te digo una cosa: el jugador es jugador, y cuando además de jugar, es entrenador o mánager... la cosa va mal."
En principio parece que se refiere a Schuster y su errática trayectoria, pero ¿quién sabe?
No creo que se refiera a Baúl, porque éste no es "entrenador o manager": es entrenador y manager, y además, presidente.
Por otro lado habla del "jugador", y de todos es sabido que Baúl dejó de serlo hace siglos.
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