¡Uf!, ¡Qué cansado estoy! Bueno, como siempre. Porque yo lo doy todo en cada partidos. No como ese hijo de puta de... ¿cómo se llamaba? Aquel brasileño borracho y putero... ¡Ronaldo! Sí, ese... no, espera: Ronaldo se fue antes; ese otro era... Bah, da igual. El caso es que hicimos bien en librarnos de esa sanguijuela, de las dos. Bien, creo que hasta aquí es suficiente; ahora un giro brusco y vuelvo hacia atrás en diagonal. Eso desconcertará a mi marcador. Por cierto, hace bastante que no le veo. Le habré despistado... o cansado. O ambas cosas. No es porque lo diga yo, pero estoy haciendo un partido tremendo, ¡tremendo! Mañana portada del AS. Quizás incluso del Marca. Me lo merezco.
Qué vacío está por aquí. ¿Por qué no me pasan el balón? Si estoy sólo... ¡Sólo! Si me llegara metería la directa hasta la portería contraria. ¿Es que no me ven? Quizás debería levantar la cabeza... pero no, mejor no. Ya casi estoy en la línea de banda. Vuelta y a correr de nuevo hacia el lado contrario. Eso es. "El que nunca se rinde"; hoy estoy haciendo honor a ese apelativo, sí señor. Por aquí tampoco me llega el balón. ¿Qué carajo están haciendo estos hijos de puta con el balón? Debería levantar la cabeza. No, quítate esa idea de la cabeza; levantar la cabeza es para jugadores vulgares. Si levantas la cabeza el contrario intuye tu próximo movimiento. ¡Ya lo tengo!: levantaré el brazo. Así, bien. Lo muevo a ver si me ven. Nada, que no me llega el dichoso balón. Menuda panda de hijos de puta. ¡Así me agradecen que le dijera al presidente que no tocara esta plantilla, que eran un grupo humano cojonudo! Cría cuervos... Mira, el banderín de corner. Mejor doy la vuelta.
Sigo sin tener noticias de mi marcador. Lo he dejado muerto. Y a los demás no le quedan fuerzas ni para relevarle. ¡Joder! ¿A que esperan estos tíos para pasarme el balón? Esto empieza a olerme mal... ¿será un motín? ¿Me están haciendo el vacío? ¡Esos no saben con quién se la juegan! Seguro que ha sido cosa del sudaca ese del Higuaín. Ese le tiene el ojo echado a mi posición desde que llegó. Tendré que hablar seriamente con Calderón. Bueno, no nos embalemos que podemos juzgar mal a la gente, igual es que nos tienen embotellados en el área. Es posible, hace algunos minutos que no bajo a ayudar al centro del campo. Debo estar a la altura del punto de penalti... un poco más... un poco más... ¡Ahora! Amago con ir a la portería, paro en seco y para el punto de saque. Si alguno me estaba siguiendo se habrá quedado con un palmo de narices.
¡Corre!, ¡Más, más rápido! ¡El equipo me necesita!... Vaya, qué seco está el césped en esta zona. Tengo que hablar con el encargado. ¡Si es que me tengo que ocupar yo de todo! No sé qué sería de este club sin mí... ahora que lo pienso ¿estamos en el Bernabéu? ¿No jugábamos hoy fuera? Y a todo esto ¿cómo va el partido? Casi me entran ganas de levantar la cabeza para ver el marcador... sólo un poquito, de refilón... ¡Espera! ¿Que es eso?... ¡El punto desde donde se inicia el partido! ¿Tan pronto he llegado? Si es que hoy estoy que me salgo. Después de este partido a aquellos que querían a Villa se les estarán subiendo los colores. ¡Toma Villa! Como que ese cabrón que me ha quitado el siete en la selección iba a trabajar lo que yo trabajo.
No veo que el contrario esté ejerciendo mucha presión sobre nosotros. En realidad, esto está bastante desahogado. Lo mejor es que lo compruebe. Uf, sí que me estoy cansando. Casi me entran ganas de parar, sólo un poquito; para recuperar el resuello... No, no pienses en esas cosas: concéntrate. Sigue. Traza círculos continuos en paralelo a la línea que separa ambos campos; así atraerás a los contrarios o te ofrecerás a algún compañero... bien, sigue así, no pienses en parar... pero es que estoy tan cansado. A ver si alguien detiene el juego y puedo descansar un poco, sólo un poco. Aquí no se está jugando. Deben estar en nuestra área, pero lo cierto es que he estado ahí hace nada y no parecían necesitarme. Voy a tener que levantar la cabeza... espero que no me estén enfocando ahora mismo porque voy a parecer de lo más vulgar. Sólo un segundo... ¡ahora! No, espera... ya... ¡ahora!
¡Ay! Qué sensación más rara: he perdido la visión al levantar la cabeza por un instante, como si se fuera la luz. Será el cansancio. Mejor sigo con la vista fija en el césped. Sería el acabose si me diera un vahído de puro agotamiento. ¡Qué cosas dirían de mí! "Se dejó la piel", "Lucho hasta la extenuación", "El Gran Capitán" da otra lección de pundonor y entrega... uhmmm, me relamo sólo de pensarlo. Pero no te distraigas; no pierdas la concentración. ¿Bajo a nuestra área o subo al ataque? Qué duda. Lo que haga puede decidir el partido... vamos, lo de siempre. Tengo que asumir mi responsabilidad. ¿Y si miro a Juande? No tendría que levantar mucho la cabeza, sólo un poco, de soslayo, sin dejar de correr. Venga, ¡si no se va a dar cuenta nadie! Ahora que empiezo otro giro, como quién no quiere la cosa... el banquillo debe quedar a mi derecha... sólo un poco... ¡ya!
¡Me cago en todo! Pero si está ahí Casillas... pero ¿qué hace Casillas ahí? Eso sólo puede significar una cosa... ¡estamos perdiendo y el partido se acaba! Y Casillas se une al ataque en un intento desesperado de sacar por lo menos un punto. ¡Me necesitan arriba! Allá voy. No hay nadie a mi alrededor... ¡Pasadme el balón! ¡Pasádmelo! ¿De qué coño vais? ¡Soy el que siempre Vuelve! ¿Es que no veis cómo corro hacia el área contraria! Sneijder, Gago... quién sea ¡Dadme el balón! Perros traidores... ya ajustaremos cuentas, ya; os voy a enviar a todos al Manchester City o a alguna mierda de equipos de esos... no sería la primera vez que lo hiciera... ¡Guti! Guti, ¿es que no me ves? ¿Tampoco tú me quieres dar el balón? ¿Et, tu, file? Hijos de puta... ¡os importa un carajo el Madrid! ¡Me cago en todos vosotros! Pasadmela, hostia... ¡Pasadme el balón! ¡Estoy sólo, puedo marcar! ¡PASADMELA!
Casillas se volvió al oir cómo le llamaban. Sus ojos se encontraron con los de su entrenador, cuyo rostro era la imagen viva de la desesperación.
- Bueno, ¿qué pasa?
El guardameta madridista se encogió de hombros a la vez que movía su cabeza de un lado al otro. Era un gesto que lo decía todo.
- Pero ¿no le has dicho que hace una hora que acabó el partido? ¡Que está todo el equipo esperando en el autobús, coño!... ¡que la mitad ya se han quedado dormidos.
- Pues se lo estoy diciendo, Mister; se lo estoy diciendo. Pero es lo de siempre. Llevo media hora gritándole pero está tan en lo suyo que no hace ni caso.
Juande metió las manos en los bolsillos de los pantalones y dejó caer la cabeza en un gesto de resignación. Se acercó al guardamenta y se quedó junto a él pisando la línea del terreno de juego, frente a la salida del túnel de vestuarios: -Siempre igual. El día que a los de las televisiones les dé por continuar la transmisión... -Miró hacia Iker pero éste no le prestaba atención; su mirada estaba fija en las carreras de su capitán.
Ambas figuras, vestidas con el traje oficial del equipo, permanecieron silentes durante varios minutos, abstraídas en las evoluciones del capitán, corriendo hasta la extenuación en post de un objetivo inalcanzable, como una actualización del mito de Sísifo. Juande tuvo que reconocer que era algo casi hipnótico: el estadio en penumbras, salvo por la agonía de los últimos focos en ser apagados, arrojando una leve luminosidad sobre el césped, la justa para distinguir la silueta del "siete" del equipo que entrenaba correr de un lado al otro del terreno de juego.
- Estoy hasta los cojones, Iker, de verdad... de esta no pasa. El próximo partido se quedará en el banquillo.
El águila de Móstoles se limitó a mostrarle una sonrisa irónica a su entrenador. "Si ya", venía a decir; pero las palabras eran, una vez más, innecesarias.
- No, esta vez soy capaz de hacerlo... creeme.
- Mister, váyase a descansar al autobús. Échese una cabezadita y cuando se despierte ya estará en Madrid para preparar el próximo partido, que ya son dieciocho los puntos que tenemos que remontar para hacernos con el título de Liga. Ya ha oído al capitán: que no nos den por muertos, que somos capaces.
Tenía razón. Juande asintió y se metió en el tunel de vestuarios. Tras sí, sobre la penumbra de los focos apagándose, los astros en la noche estrellada seguían su ciclo eterno. En el campo, Raúl González Blanco, también.
Qué vacío está por aquí. ¿Por qué no me pasan el balón? Si estoy sólo... ¡Sólo! Si me llegara metería la directa hasta la portería contraria. ¿Es que no me ven? Quizás debería levantar la cabeza... pero no, mejor no. Ya casi estoy en la línea de banda. Vuelta y a correr de nuevo hacia el lado contrario. Eso es. "El que nunca se rinde"; hoy estoy haciendo honor a ese apelativo, sí señor. Por aquí tampoco me llega el balón. ¿Qué carajo están haciendo estos hijos de puta con el balón? Debería levantar la cabeza. No, quítate esa idea de la cabeza; levantar la cabeza es para jugadores vulgares. Si levantas la cabeza el contrario intuye tu próximo movimiento. ¡Ya lo tengo!: levantaré el brazo. Así, bien. Lo muevo a ver si me ven. Nada, que no me llega el dichoso balón. Menuda panda de hijos de puta. ¡Así me agradecen que le dijera al presidente que no tocara esta plantilla, que eran un grupo humano cojonudo! Cría cuervos... Mira, el banderín de corner. Mejor doy la vuelta.
Sigo sin tener noticias de mi marcador. Lo he dejado muerto. Y a los demás no le quedan fuerzas ni para relevarle. ¡Joder! ¿A que esperan estos tíos para pasarme el balón? Esto empieza a olerme mal... ¿será un motín? ¿Me están haciendo el vacío? ¡Esos no saben con quién se la juegan! Seguro que ha sido cosa del sudaca ese del Higuaín. Ese le tiene el ojo echado a mi posición desde que llegó. Tendré que hablar seriamente con Calderón. Bueno, no nos embalemos que podemos juzgar mal a la gente, igual es que nos tienen embotellados en el área. Es posible, hace algunos minutos que no bajo a ayudar al centro del campo. Debo estar a la altura del punto de penalti... un poco más... un poco más... ¡Ahora! Amago con ir a la portería, paro en seco y para el punto de saque. Si alguno me estaba siguiendo se habrá quedado con un palmo de narices.
¡Corre!, ¡Más, más rápido! ¡El equipo me necesita!... Vaya, qué seco está el césped en esta zona. Tengo que hablar con el encargado. ¡Si es que me tengo que ocupar yo de todo! No sé qué sería de este club sin mí... ahora que lo pienso ¿estamos en el Bernabéu? ¿No jugábamos hoy fuera? Y a todo esto ¿cómo va el partido? Casi me entran ganas de levantar la cabeza para ver el marcador... sólo un poquito, de refilón... ¡Espera! ¿Que es eso?... ¡El punto desde donde se inicia el partido! ¿Tan pronto he llegado? Si es que hoy estoy que me salgo. Después de este partido a aquellos que querían a Villa se les estarán subiendo los colores. ¡Toma Villa! Como que ese cabrón que me ha quitado el siete en la selección iba a trabajar lo que yo trabajo.
No veo que el contrario esté ejerciendo mucha presión sobre nosotros. En realidad, esto está bastante desahogado. Lo mejor es que lo compruebe. Uf, sí que me estoy cansando. Casi me entran ganas de parar, sólo un poquito; para recuperar el resuello... No, no pienses en esas cosas: concéntrate. Sigue. Traza círculos continuos en paralelo a la línea que separa ambos campos; así atraerás a los contrarios o te ofrecerás a algún compañero... bien, sigue así, no pienses en parar... pero es que estoy tan cansado. A ver si alguien detiene el juego y puedo descansar un poco, sólo un poco. Aquí no se está jugando. Deben estar en nuestra área, pero lo cierto es que he estado ahí hace nada y no parecían necesitarme. Voy a tener que levantar la cabeza... espero que no me estén enfocando ahora mismo porque voy a parecer de lo más vulgar. Sólo un segundo... ¡ahora! No, espera... ya... ¡ahora!
¡Ay! Qué sensación más rara: he perdido la visión al levantar la cabeza por un instante, como si se fuera la luz. Será el cansancio. Mejor sigo con la vista fija en el césped. Sería el acabose si me diera un vahído de puro agotamiento. ¡Qué cosas dirían de mí! "Se dejó la piel", "Lucho hasta la extenuación", "El Gran Capitán" da otra lección de pundonor y entrega... uhmmm, me relamo sólo de pensarlo. Pero no te distraigas; no pierdas la concentración. ¿Bajo a nuestra área o subo al ataque? Qué duda. Lo que haga puede decidir el partido... vamos, lo de siempre. Tengo que asumir mi responsabilidad. ¿Y si miro a Juande? No tendría que levantar mucho la cabeza, sólo un poco, de soslayo, sin dejar de correr. Venga, ¡si no se va a dar cuenta nadie! Ahora que empiezo otro giro, como quién no quiere la cosa... el banquillo debe quedar a mi derecha... sólo un poco... ¡ya!
¡Me cago en todo! Pero si está ahí Casillas... pero ¿qué hace Casillas ahí? Eso sólo puede significar una cosa... ¡estamos perdiendo y el partido se acaba! Y Casillas se une al ataque en un intento desesperado de sacar por lo menos un punto. ¡Me necesitan arriba! Allá voy. No hay nadie a mi alrededor... ¡Pasadme el balón! ¡Pasádmelo! ¿De qué coño vais? ¡Soy el que siempre Vuelve! ¿Es que no veis cómo corro hacia el área contraria! Sneijder, Gago... quién sea ¡Dadme el balón! Perros traidores... ya ajustaremos cuentas, ya; os voy a enviar a todos al Manchester City o a alguna mierda de equipos de esos... no sería la primera vez que lo hiciera... ¡Guti! Guti, ¿es que no me ves? ¿Tampoco tú me quieres dar el balón? ¿Et, tu, file? Hijos de puta... ¡os importa un carajo el Madrid! ¡Me cago en todos vosotros! Pasadmela, hostia... ¡Pasadme el balón! ¡Estoy sólo, puedo marcar! ¡PASADMELA!
Casillas se volvió al oir cómo le llamaban. Sus ojos se encontraron con los de su entrenador, cuyo rostro era la imagen viva de la desesperación.
- Bueno, ¿qué pasa?
El guardameta madridista se encogió de hombros a la vez que movía su cabeza de un lado al otro. Era un gesto que lo decía todo.
- Pero ¿no le has dicho que hace una hora que acabó el partido? ¡Que está todo el equipo esperando en el autobús, coño!... ¡que la mitad ya se han quedado dormidos.
- Pues se lo estoy diciendo, Mister; se lo estoy diciendo. Pero es lo de siempre. Llevo media hora gritándole pero está tan en lo suyo que no hace ni caso.
Juande metió las manos en los bolsillos de los pantalones y dejó caer la cabeza en un gesto de resignación. Se acercó al guardamenta y se quedó junto a él pisando la línea del terreno de juego, frente a la salida del túnel de vestuarios: -Siempre igual. El día que a los de las televisiones les dé por continuar la transmisión... -Miró hacia Iker pero éste no le prestaba atención; su mirada estaba fija en las carreras de su capitán.
Ambas figuras, vestidas con el traje oficial del equipo, permanecieron silentes durante varios minutos, abstraídas en las evoluciones del capitán, corriendo hasta la extenuación en post de un objetivo inalcanzable, como una actualización del mito de Sísifo. Juande tuvo que reconocer que era algo casi hipnótico: el estadio en penumbras, salvo por la agonía de los últimos focos en ser apagados, arrojando una leve luminosidad sobre el césped, la justa para distinguir la silueta del "siete" del equipo que entrenaba correr de un lado al otro del terreno de juego.
- Estoy hasta los cojones, Iker, de verdad... de esta no pasa. El próximo partido se quedará en el banquillo.
El águila de Móstoles se limitó a mostrarle una sonrisa irónica a su entrenador. "Si ya", venía a decir; pero las palabras eran, una vez más, innecesarias.
- No, esta vez soy capaz de hacerlo... creeme.
- Mister, váyase a descansar al autobús. Échese una cabezadita y cuando se despierte ya estará en Madrid para preparar el próximo partido, que ya son dieciocho los puntos que tenemos que remontar para hacernos con el título de Liga. Ya ha oído al capitán: que no nos den por muertos, que somos capaces.
Tenía razón. Juande asintió y se metió en el tunel de vestuarios. Tras sí, sobre la penumbra de los focos apagándose, los astros en la noche estrellada seguían su ciclo eterno. En el campo, Raúl González Blanco, también.
2 comentarios:
Gran resumen de la lamentable actuación (una más en su haber) del ínclito 7 ante el Valencia. En 45 minutos no tocó bola, que más se puede decir al respecto.
Ayer estuve viendo el Newcastle-Liverpool, 1-5, y el Liverpool tuvo ocasiones claras para terminar por lo menos con un 1-8. Menos mal que nosotros tenemos al killer Raul que a buen seguro "tirará del carro" y en Anfield hará un hat-trick.
Cada vez me desencanto más con este Real Madrid, desde hace unos años por el endiosamiento y la ridícula veneración hacia el mediocre Raul, por sus tejemanejes en el vestuario (Robinho, Baptista, Owen, etc.), por el trío calavera-carvajalino (Malulo, Guti y el Baúl), pero ahora, con esta directiva dando el espectáculo día sí día también creo que he llegado a la cota máxima de desencanto.
Hala Madrid Sí!! Pero fuera la directiva actual y limpieza en el vestuario YA!!
Ha merecido la pena esperar 18 días desde el último artículo. Por cierto, cuando lo estaba leyendo creía que Raúl estaba juganda la jornada de ayer, la de las vacaciones de Navidad.
Enhorabuena, saludos.
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