Hoy partido frente al Ehtnic de Bilbao, otrora grande del fútbol y hoy conocido por ser el único equipo por mantener una política etnófoba de fichajes que haría avergonzarse al mismísimo Adolf Hilter. En el pecado llevan la penitencia, porque de un tiempo a esta parte para afición bilbaína la competición liguera sólo presenta el interés de ver si su equipo desciende por fin o no, dejando de ser único de los tres clubes que siempre han estado presentes en Primera. Espero que este año sea la buena y esa entidad histórica, que tan bien trata a los nuestros cada vez que van al vetusto San Mamés, pueda deleitar con su presencia a los clubes de Segunda tal y como están haciendo ahora sus vecinos donostiarras. Que no se diga, hombre. Camino llevan.
Encuentro fácil el de esta noche. Será por eso que el Madrid ha tenido la delicadeza de prescindir de su hombre-gol, porque otra explicación no le encuentro al hecho de que los chicos de Calderón no hayan apelado la roja directa, a todas luces injustas, que vio el holandés ante el Patético de Madrid en una de las decisiones más descaradamente compensatorias que recuerdo haber visto. La explicación oficial y, por tanto, poco o nada creíble, es que al ser una interpretación del árbitro ("dar una patada a un contrario estando el balón en juego, sin ánimo de disputar el mismo") no había nada que hacer, y que no era cuestión de entrar en una guerra estéril con la Federación con el riesgo de perder las buenas relaciones que el Real Madrid mantiene con la institución presidida por Villar. Prueba de esa buena relación -qué digo buena, ¡excelente!- son los arbitrajes que nos están haciendo. Si ante el Español nos tangaron unos tres penaltis, ante el Patético hicieron falta cuatro goles -dos de ellos anulados por inexistentes fuera de juego- para poder ganar el encuentro por la mínima. A ver para cuando nos tiramos los trastos a la cabeza como debe estar haciendo el Barçurona, víctima de un complot como no se recuerda desde lo de Kennedy.
El caso es que, siguiendo con los catalanes, a Milito le perdonaron una roja que vió por una acción similar a la de Ruud. ¿Acaso la interpretación del trencilla dejaba un resquicio por el que los servicios jurídicos azulgranas pudieron conseguir el indulto del argentino? ¡Quiá! Fijense en cómo varia esa interpretación de una jugada a la otra. Extracto literal del acta del partido en el que el culandrón se fue a las duchas antes de tiempo: "dar una patada a un contrario que jugaba el balón sin posibilidad de disputarlo", como vemos, la de Rubinos Pérez era una interpretación diametralmente opuesta a la de Clos Gómez (recordemos: "dar una patada a un contrario estando el balón en juego, sin ánimo de disputar el mismo").
Así que, ¿por qué no juega nuestro mejor goleador? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Porque el Ethnic es un equipo facilito? Es posible, pero tal como está la Liga no es cuestión de arriesgar, y además ¿a santo de qué vamos prescindiendo alegremente de nuestros jugadores, sobre todo de uno tan decisivo? ¿Será porque nuestros servicios jurídicos son una panda de ineptos? Pues no lo descarto tal y como se vienen haciendo las cosas en el Madrid, pero ¿hasta el punto de ni siquiera intentarlo? Pues lo dudo. Sigamos: no queremos entrar en guerra con la federación. ¿Desde cuando apelar es entrar en una guerra? ¡Y para no llevarnos mal con ellos! Diantres, es que vistos los arbitrajes, si llegamos a caerles mal acabamos la próxima temporada donde seguramente acabe nuestro rival de esta noche.
Sospecho que la verdad es mucho más simple: que el entrenador se quita un problema de encima. Ruud será la Biblia en verso, pero tiene sus añitos y no se le puede exprimir. No obstante, dada la importancia de sus goles, Schuster no se atreve a dejarle en el banquillo más de lo debido. Ahora tiene excusa para descansar dos seguidos. Está bien, ¿eh? Pero ahí no quedaría la cosa. El PROBLEMA, así, con mayúsculas, también queda resuelto: el del bonobús perpetuo del Pollo Loco. En efecto, ante un rival bizcochable no hay discusión por quiénes ocupan los dos puestos de la delantera. ¿Debe jugar el Pipita junto con Van Nistelrooy? ¿Por qué sacar otra vez al Pollo cuando lleva dos partidos seguidos que ni las ve venir? Pues se le saca porque no hay más -vale, está Saviola, pero estamos hablando en serio, ¿no?-. Los dos últimos partidos han obligado a una aberración táctica aún mayor de la que nos tienen acostumbrados: el del bonobús en el centro y Pipita y el Holandés basculando por banda. Pues hoy podremos sacar una alineación que, por lo menos, no suponga un suspenso irreversible en el primer curso de Técnico. Seremos un equipo normal o con aspiraciones a serlo.
Y además, frente a unos mindundis. ¡Como contra el Sporting! Si a estos matados hasta el Pollo puede marcarles. Y no uno sino dos o más. Mañana portadas con el Pollo convertido en águila, en otro escalón hasta su objetivo vital: ser el jugador más importante de un Madrid mediocre y digno de olvido. Aumentar su estadística tras conseguir el quinto o el sexto, o ambos, de una goleada; o ser el autor del único gol, el de la victoria, en un partido asqueroso gracias, entre otros factores, a que jugamos con diez. Esperemos que en un momento dado los holandeses que nos quedan -Rafael, Sneijder y Arjen- hagan como hicieron frente a la Juve, esto es, puentear al Bononbús que capitanea el equipo y dedicarse a jugar entre ellos mientras el eterno siete sigue la pelota de un lado al otro como un cocker spaniel en la playa.
¿Y Ruud? Buena oportunidad sería esta para aumentar su número de goles en la lucha por el Pichichi. Pues nada, que se joda. Él no es uno de los nuestros, como no lo era Robinho. Los nuestros son los Baúles, los Malulo -presumible titular hoy después de que Ramos se quejara de que tenemos una plantilla desequilibrada, que Schuster no sabe entrenar y que está más quemado que la moto de un ángel del infierno- y los Gucchi, que amenaza con volver.
Encuentro fácil el de esta noche. Será por eso que el Madrid ha tenido la delicadeza de prescindir de su hombre-gol, porque otra explicación no le encuentro al hecho de que los chicos de Calderón no hayan apelado la roja directa, a todas luces injustas, que vio el holandés ante el Patético de Madrid en una de las decisiones más descaradamente compensatorias que recuerdo haber visto. La explicación oficial y, por tanto, poco o nada creíble, es que al ser una interpretación del árbitro ("dar una patada a un contrario estando el balón en juego, sin ánimo de disputar el mismo") no había nada que hacer, y que no era cuestión de entrar en una guerra estéril con la Federación con el riesgo de perder las buenas relaciones que el Real Madrid mantiene con la institución presidida por Villar. Prueba de esa buena relación -qué digo buena, ¡excelente!- son los arbitrajes que nos están haciendo. Si ante el Español nos tangaron unos tres penaltis, ante el Patético hicieron falta cuatro goles -dos de ellos anulados por inexistentes fuera de juego- para poder ganar el encuentro por la mínima. A ver para cuando nos tiramos los trastos a la cabeza como debe estar haciendo el Barçurona, víctima de un complot como no se recuerda desde lo de Kennedy.
El caso es que, siguiendo con los catalanes, a Milito le perdonaron una roja que vió por una acción similar a la de Ruud. ¿Acaso la interpretación del trencilla dejaba un resquicio por el que los servicios jurídicos azulgranas pudieron conseguir el indulto del argentino? ¡Quiá! Fijense en cómo varia esa interpretación de una jugada a la otra. Extracto literal del acta del partido en el que el culandrón se fue a las duchas antes de tiempo: "dar una patada a un contrario que jugaba el balón sin posibilidad de disputarlo", como vemos, la de Rubinos Pérez era una interpretación diametralmente opuesta a la de Clos Gómez (recordemos: "dar una patada a un contrario estando el balón en juego, sin ánimo de disputar el mismo").
Así que, ¿por qué no juega nuestro mejor goleador? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Porque el Ethnic es un equipo facilito? Es posible, pero tal como está la Liga no es cuestión de arriesgar, y además ¿a santo de qué vamos prescindiendo alegremente de nuestros jugadores, sobre todo de uno tan decisivo? ¿Será porque nuestros servicios jurídicos son una panda de ineptos? Pues no lo descarto tal y como se vienen haciendo las cosas en el Madrid, pero ¿hasta el punto de ni siquiera intentarlo? Pues lo dudo. Sigamos: no queremos entrar en guerra con la federación. ¿Desde cuando apelar es entrar en una guerra? ¡Y para no llevarnos mal con ellos! Diantres, es que vistos los arbitrajes, si llegamos a caerles mal acabamos la próxima temporada donde seguramente acabe nuestro rival de esta noche.
Sospecho que la verdad es mucho más simple: que el entrenador se quita un problema de encima. Ruud será la Biblia en verso, pero tiene sus añitos y no se le puede exprimir. No obstante, dada la importancia de sus goles, Schuster no se atreve a dejarle en el banquillo más de lo debido. Ahora tiene excusa para descansar dos seguidos. Está bien, ¿eh? Pero ahí no quedaría la cosa. El PROBLEMA, así, con mayúsculas, también queda resuelto: el del bonobús perpetuo del Pollo Loco. En efecto, ante un rival bizcochable no hay discusión por quiénes ocupan los dos puestos de la delantera. ¿Debe jugar el Pipita junto con Van Nistelrooy? ¿Por qué sacar otra vez al Pollo cuando lleva dos partidos seguidos que ni las ve venir? Pues se le saca porque no hay más -vale, está Saviola, pero estamos hablando en serio, ¿no?-. Los dos últimos partidos han obligado a una aberración táctica aún mayor de la que nos tienen acostumbrados: el del bonobús en el centro y Pipita y el Holandés basculando por banda. Pues hoy podremos sacar una alineación que, por lo menos, no suponga un suspenso irreversible en el primer curso de Técnico. Seremos un equipo normal o con aspiraciones a serlo.
Y además, frente a unos mindundis. ¡Como contra el Sporting! Si a estos matados hasta el Pollo puede marcarles. Y no uno sino dos o más. Mañana portadas con el Pollo convertido en águila, en otro escalón hasta su objetivo vital: ser el jugador más importante de un Madrid mediocre y digno de olvido. Aumentar su estadística tras conseguir el quinto o el sexto, o ambos, de una goleada; o ser el autor del único gol, el de la victoria, en un partido asqueroso gracias, entre otros factores, a que jugamos con diez. Esperemos que en un momento dado los holandeses que nos quedan -Rafael, Sneijder y Arjen- hagan como hicieron frente a la Juve, esto es, puentear al Bononbús que capitanea el equipo y dedicarse a jugar entre ellos mientras el eterno siete sigue la pelota de un lado al otro como un cocker spaniel en la playa.
¿Y Ruud? Buena oportunidad sería esta para aumentar su número de goles en la lucha por el Pichichi. Pues nada, que se joda. Él no es uno de los nuestros, como no lo era Robinho. Los nuestros son los Baúles, los Malulo -presumible titular hoy después de que Ramos se quejara de que tenemos una plantilla desequilibrada, que Schuster no sabe entrenar y que está más quemado que la moto de un ángel del infierno- y los Gucchi, que amenaza con volver.
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