... y el comienzo de otros

En los comentarios a la última entrada publicada Baulito Descabezado el día 14 de febrero, el de los enamorados, el día que se confirmó que el amor que siente Raúl por el Real Madrid es un amor posesivo, de esos que supedita la pareja al interés propio, el bloggero Imaginauta felicita el posicionamiento de nuestros genitales por criticar al Mito polluno. Agradezco el elogio por la parte que me toca -y no va con segundas- aunque la verdad es que el 90% del mérito corresponde a Baulito Descabezado, último en incorporarse a este proyecto del que sin embargo ha terminado haciéndose con las riendas. Y de manera sobresaliente.

Criticar al Mito ha sido arriesgado desde que empezamos a romper el silencio allá por la temporada de los "Galácticos", el año de Queiroz, cuando Raúl empezó a dar síntomas de agotamiento que a muchos nos recordó lo que sucedió en su momento con Butragueño. Enfrentarnos al madridismo mal entendido, idolatría confundida con afición y seguidismo borreguil ha sido el pan de todos los días. De hecho ahora lo tenemos mejor que antes, porque el tiempo nos ha acabado dando la razón. Las temporadas que Raúl ha realizado después del derrumbe en la final copera ante el Zaragoza, su influencia en el vestuario y cómo sus aduladores de la prensa (bien untados, me temo) han ido quedando al descubierto no ha hecho sino confirmar nuestros peores pronósticos y, por tanto, abrir los ojos a aquellos que, supongo movidos por buenas intenciones, seguían queriendo hacernos comulgar con ruedas de molino. Otros son ya irrecuperables por pura cabezonería.

Ahora veo que hasta algunos raulistas se llevan las manos a la cabeza ante la prolongación "ad eternum" del contrato del capitán. A buenas horas. Esto era la consecuencia lógica a la que nos llevaban todos aquellos que han construido una coraza en torno al siete madridista hasta convertirlo en algo más que un jugador de fútbol cuando en realidad es algo menos que eso. ¿Quién, cómo y de qué manera iba a dar el paso de poner a Raúl mirando a la puerta de salida con el riesgo que supone? ¿Quién iba a arriesgarse a ver peligrar su puesto yendo a la guerra contra periodistas y aficionados con las únicas armas de la razón y el interés del club? Estamos a punto de ver cómo un seleccionador acude a una Eurocopa sabiendo que, pase lo que pase, no seguirá. Incluso no es descartable que dirija al equipo conociendo el nombre de sus sustituto que, ¡oh, casualidad!, es alguien que sin duda contará con el Pollo nuevamente. Este es el ambiente de terror que se ha creado en torno a la figura del Mito y que impide que allí por donde pase las cosas se desarrollen de forma normal.

Dada la decadencia moral de España hubiera sido difícil encontrar a alguien capaz de anteponer el interés general al propio, de hacer prevalecer unos principios básicos (como, por ejemplo, el que sea titular quién mejor esté) frente a la burricie generalizada y alimentada por la prensa adicta. Pero es que hemos caído en el otro extremo. El populista y pusilánime Calderón se ha curado en salud y, actuando como los políticos que traicionaron el sacrosanto derecho a la libertad de prensa al pedir perdón a las jaurías moras que asaltaban embajadas danesas por la publicación de las caricaturas de Mahoma, ha preferido seguir la corriente de la mayoría -aunque esté equivocada- en vez de actuar como un líder y ejercer como el presidente electo que es. Ha transformado un sistema presidencial y representativo en una asamblea del populacho para aplicar la política del pan para hoy y hambre para mañana. Hambre para nosotros, claro, porque él ya está bien alimentado para enfrentarse a unas elecciones con el apoyo de ese globo inflado por los artículos periodísticos. Hará falta un Santiago Bernabéu para romper ese nudo gordiano que acaba de tejer en torno a la estabilidad y futuro del club de nuestras entretelas. Hasta entonces, asentados en la cordillera Cantábrica, iniciamos la reconquista para recuperar nuestro Real Madrid.