Baul-cle infinito.

Asombro, perplejidad, consternación en la previa del primer partido de la segunda era Florentino contra un equipo irlandés: Benzema empieza en el banquillo mientras el muerto sale a trotar en el once inicial. ¿Será posible que ni el delantero con más proyección a nivel mundial sea capaz de librarnos de la lacra? Ni el más pesimista entre el madridismo podía haber previsto que desde ya, desde el primer partido, Benzema calentara banquillo para que el Baúl pudiera arrastrarse por el terreno de juego. Sin embargo, no hay que caer en el derrotismo. Por muy amigo del Cadáver que sea Valdano, su mentor y descubridor, lo que no es el argentino es idiota. Y aunque lo fuera, también se daría cuenta que el Baúl que llevamos soportando desde hace años, el mismo que vimos ayer, no está ni para jugar con los veteranos. Respecto a Pellegrini, tampoco le veo con ganas de fusilar a las primeras de cambio su gran oportunidad de dirigir a un grande, cosa que sucederá inevitablemente si se empeña en dar cabida a esta cosa a la que se ha adherido el "siete" de la camsieta.

Así que lo único que se me ocurre para explicar el despropósito de ayer es que el chileno no quisiera hacer debutar juntos a Cristiano y el francés para evitar dar carnaza a la prensa. El partido de ayer tuvo un primer tiempo bastante ñoño, y otro más animoso en el que estaban los teóricos suplentes. Benzema debutó y goleó en los segundos 45 minutos. ¿Se imaginan lo que dirían las alimañas de los diarios si los dos fichajes hubieran estado en la primera mitad? Así, por lo menos, pueden ensalzar a uno y no ensañarse demasiado con el otro. Ánimo, que ya queda menos para ver al chepudo tomar las de Villadiego. Pronto llegará el día en que el Madrid conjuntará un grupo de jugadores en el que ya no estén esas piltrafas como Baúl, Gucci o el Pony Corredor, un once que sin duda muchos de nosotros enmarcaremos pondremos en una pared privilegiada de la casa.

Así pues, tuvimos que aguantar cuarenta y cinco minutos del trotón de pelo grasiento, algo a lo que no acaba de acostumbrarte que por mucho que lo hayas padecido. Nadie nos quita de la cabeza que al fútbol se juega con once, no con diez y otro que, encima, parece estar a sueldo del enemigo. Los aficionados que acudieron en masa a Tallaght Stadium tuvieron la oportunidad de ser testigos de algo cuya existencia jamás hubieran imaginado: el jugador de fútbol llamado Raúl González, alías "El Pollo Descabezado", también conocido como el Greñudo. Fueron unos privilegiados, porque a poco que se hagan las cosas de un modo normal, serán pocas las veces que podamos asistir a espectáculos como el que nos regaló el Capitán Tán. Parece que Pellgrini quiere el control del balón y nada de bandas. Al Bernabéu le molan las bandas, pero parecen cosa del fútbol del pleistoceno. Así que habrá que acostumbrarse. Hasta que el Pollo hizo acto de presencia, se atisbaba mucho pasecito, mucho control y mucho movimiento de los tres de arriba -Higuaín, Cristiano y La Cosa-. De hecho, el primer acercamiento fue obra del portugués, ubicado en una posición de nueve puro.

Primera intervención de Benzema. Baúl, para que se note que es el capitán, apoyo permanente de sus compañeros, no oculta su alegría por la extraordinaria jugada. ¿Quién dijo que era un egoísta que sólo pensaba en él? Ahí está botando de alegría por la extraordinaria muestra de calidad de quién puede aportar mucho al equipo, aunque le dispute el sitio.

Pero hete aquí que el Baúl se empeño en "buscar el balón", que es como los raulistas llaman a esa curiosa forma que tiene el Pollo de evitar que el balón le encuentre a él, algo que no haría Benzema en el segundo tiempo anotando un muy meritorio tanto. Baúl se quedó para sí el centro del ataque a ver si caía algo que empujar, de tal forma que adiós a la movilidad. En apenas unos minutos, el Madrid volvió a ser el de los últimos años: un coñazo insufrible. Eso sí, las estadísticas de balones tocados y pases del Pollo crecía y crecía, que es de lo que se trataba, digo yo. La incapacidad de Baúl para moverse, llevarse defensas, chutar a puerta, hacer paredes con el resto de los jugadores, o rematar medianamente bien un balón que le llegara, creó un atasco en lo que debía ser la principal zona de ataque del Madrid. Cuando el balón salía de área madridista Baúl quedaba en punta, convirtiéndose en el encargado de parar y controlar los pases largos. Creo que para el próximo partido B-Win va a aceptar apuestas sobre cuántos será capaz de cazar. Las apuestas para "dos" estarán ochena a uno, o más. No pilló ni uno, ¡ni uno!

Cristiano, con mucho el jugador más habilidoso y rápido que tiene este equipo, defendía los lanzamientos de córners del rival. El jugador que quedara más alejado del área defendida por Dudek para aprovechar un contraataque debía ser Hugaín, ¿no? Nada de eso: el único que no defendía para proyectarse como un misil contra el arco rival en cuanto le llegara el balón era el "hijo del viento". Supongo que Pellegrini es muy consciente que si Baúl coje el balón y se embala contra la portería contraria llegaría por detrás del tío que repartía los helados en la grada. Incluso podría marcar, porque para entonces el guardameta, junto al resto de sus compañeros, estaría en los vestuarios preparando el segundo tiempo. Supongo que será consciente de todo eso y la única intención de esa manera de defender sea la de quitar de enmedio al estorbo narigón. Es que soy muy bien pensado.

Así las cosas, y como decía antes, el Baúl decidió buscar la pelota. Evitaba así que se la enviaran y quedara en evidencia su incapacidad para controlar y tirar a puerta. Lo de siempre, vamos. Así que se incrustó en la media para que todos los balones pasaran por él. ¿Qué voy a contar que no hayamos visto miles de veces? El juego se ralentizó con la inestimable ayuda de Guti De Benito, gran promesa de la cantera que se convertirá en explendorosa realidad el día que deje de ir de un lado al otro del campo para ver si le aparece un hueco por el que meter un balón en profundidad. Es decir, lo mismo que hace un muñeco de futbolín. Bueno, y así fue la cosa. Miren, busquen cualquier crónica del Baulto Sospechoso durante la pasada liga. Contra el Depor, contra el Getafe, yo que sé. Se la leen y no tengo que seguir escribiendo.

Si los partidos no duraran 90 minutos, a estas horas el Madrid seguiría intentando llevar el balón más allá de la mitad del campo irlandés. La coge Gucci, la pierde o pasa hacia atrás porque no sabe qué hacer. El esférico llega a pies de Lass, que ve a Baúl dirigirse hacia él como una locomotora en el centro del campo. Se la pasa. Baúl, en vez de jugarla, la devuelve, o se mueve en horizontal arriba, luego abajo, y se la devuelve. El negro tiene que buscar a otro. Encuentra a Cristiano que se ha tenido que desplazar desde una posición privilegiada de ataque (normal, antes no había nadie y al final se han juntado cinco irlandeses) para ver si puede ayudar. Recibe. Levanta la cabeza y ve al Pollo muy solícito ahí cerca. Le pasa el balón y este intenta hacer una combinación a Gucci, que está a dos metros. El balón es interceptado por un irlandés que estaba hablando con el portero cuando Baúl recibió el balón. Afortunadamente, porque de lo contrario el cuero hubiera acabado en la grada. Lass corta la penetración irlandesa con la inestimable ayuda de Gucci, que despista al irlandés a base de correr junto a él. Lass ve a Baúl dirigirse hacia él como una locomotora...