Soñar es gratis

Cristiano me devolvió enseguida a la realidad. Saltándose el guión que exige no mostrar el dorsal antes de haber dado su discurso de presentación, para lo cual se hacía necesario seguir el guión y avanzar por la pasarela impertérrito, vista al frente, con la cámara antecediendo la trayectoria, el portugués se giró apenas hizo acto de presencia para saludar a la grada. El número era el nueve. Por la tarde, infestado de la capacidad milagrera de Florentino, había soñado conque el fichaje más caro del mundo, al mostrar su camiseta escoltado por Di Stéfano, el presidente y Eusebio, mostrara un flamante "siete". Con Benzema, lo mismo, acrecentado además por el hecho de que no hubiera número disponible. Al final, la espalda del delantero deseado por toda Europa lucía un blanco radiante sólo empañado por su nombre.

En ningún caso me sentí decepcionado, porque sabía que las posibilidades de que eso sucediera eran ínfimas. Ahora, como hubiera pasado... ¡uy, como hubiera pasado! Pero el ser humano tiende a la ilusión, jamás pierde la esperanza. Y es inútil intentar atarse a la probabilidad en condiciones extremas. Aún así hay ocasiones en que esto se hace inevitable. Hoy se está extendiendo el rumor de que el otro cáncer del equipo, el rubiales que jamás se ha ganado la titularidad en catorce años y con tropecientos entrenadores, podría aceptar un ofertón del Manchester City (quién si no). Sería bonito perderle de vista y que Sneijder siguiera en el Madrid, pero este deseo es tan realista como el de que la gente vuele moviendo los brazos. Es el cuento de todos los veranos. Ante la llegada de nuevos jugadores, se suelta la liebre de que Gucci tiene ofertones de aquí y de allá -el año pasado, si no recuerdo mal, se habló del Arsenal-, luego el jugador deja caer que él siente los colores y que prefiere quedarse aquí para acabar su contrato. Al final, otro año en el equipo y con las pilas de Segurola cargadas, porque el que su niño sea deseado por otros equipos demuestra su calidad, y el que no se haya ido pese a lo escandaloso de las ofertas, su madridismo. Por supuesto, de lo que ingresaría el club por su traspaso, no se dice ni "mu", no vaya a ser que el vulgo pueda pensar que oye, que interesa; que la pasta siempre viene bien.




A Klas Jaan Huntelaar le habrían dado 48 horas para que medite el irse a la bundesliga. No sé a qué equipo ni me importa. El Madrid ingresaría 20 millones y se ahorraría lo pactado con el Ajax por objetivos, pero parece ser que el sueldo que el jugador cobraría en tierras germanas sería sensiblemente menor. Como otras bajas con las que se está especulando, prescindir de este delantero sería un error descomunal, al igual que lo sería dejar marchar a Sneijder o Robben para que sus plazas fueran ocupadas por los inamovibles Baúles, Guccis o Malulos, cuyo aporte al equipo es nulo. Si queremos una plantilla que pueda optar a todo, necesitamos a Huntelaar al igual que al resto de holandeses. Si el partido se pone cuesta arriba, ¿quién va a solucionarlo? ¿Gucci? Si nos las vemos con un equipo de defensa pétrea, ¿quién la va a romper? ¿El Baúl? Huntelaar garantiza un buen puñado de goles por temporada si se le dan los suficientes minutos. Dicen que es muy estático, que responde a un modelo de delantero centro muy a la antigua usanza, pero este tipo de jugadores también son necesarios. Que sigamos manteniendo al fraude de los 12 kilos anuales es de locos; que lo mantengamos y echemos a la calle a Huntelaar es de locos con tendencias suicidas.

Al igual que con las presentaciones de Cristiano y Benzema, no me sentiré desilusionado si Huntelaar decide hacer las maletas, porque uno ya está acostumbrado a esto. Lo hemos visto con Owen, con Ronaldo y con tantos otros. El Baúl no se ha ganado el mote de "el enterrador" por nada. Benzema, me temo, será el próximo. Pero también en este caso, como con los números, soñar es gratis, y espero que Klas comparezca ante los medios el próximo lunes para manifestar su deseo de jugar en el Madrid. Que diga se queda, vamos. Y ya, de paso, que lance la primera piedra, que diga claramente por qué se le ha ninguneado tanto durante sus primeros seis meses cuando llegó a tener unas estadísticas demoledoras los pocos minutos que le dejaron jugar, que pregunte por qué aún así no pudo ganarse la titularidad, o por qué cuando salía se veía obligado a escorarse a la banda. Que pida que le expliquen por qué tiene que irse, en qué ha fallado, qué es lo que ha hecho mal, qué tiene que hacer él, cualquiera, para ser el "nueve" del Madrid.

Se acabará yendo. Como en otras tantas ocasiones, la suerte juega a favor del Pollo. El año próximo hay mundial, Huntelaar querrá estar presente, y para ello tiene que jugar. Perderemos al nuevo Van Nistelrooy para quedarnos con el antiguo quién, pese a todo el cariño que se ha ganado y su buen rendimiento, está muy mayor y acaba de salir de una lesión gravísima. Pero claro, precisamente por eso no creará ningún problema al disputarle la titularidad al cáncer.