A esperar el "hecho biológico"

El "hecho biológico" era la forma eufemística de referirse durante el franquismo a la muerte del dictador. Veinticinco años de paz, España una balsa de aceite y novena potencia industrial, el régimen bien cimentado pese a contubernios de Munich y comunistas latosos... pero algún día esto se acabaría por obra y gracia del "hecho biológico", porque Franco, artífice de todo eso, se moriría algún día. Así, desde finales de los sesenta, desde que Franco tuvo un accidente de caza que le dio un buen susto, se empezó a extender el uso de ese eufemismo entre la camarilla gobernante consciente que algún día se produciría un cambio profundo, que eso no podría durar siempre, que el franquismo, sin Franco, era inviable. "¿Y qué será cuando se produzca el "hecho biológico"? "Hay que cuidar del caudillo para retrasar el hecho biológico hasta donde sea posible". "Todo marcha viento en popa, pero no podemos olvidar el inevitable "hecho biológico".

El segundo partido de la pretemporada me ha abierto los ojos. A todos, supongo. Si esperábamos que Florentino, Valdano y Pellegrini dieran un impulso real al Madrid que exterminara las taras que han perseguido a este equipo durante los último años, nos hemos dado con un canto en los dientes. No va a cambiar nada excepto lo que puedan aportar Kaká, Ronaldo y Benzemá, que será mucho, pero no lo suficiente. Como una interpretación sádica de "El día de la marmota", hoy se ha visto al Madrid de siempre. Y no es una metáfora, es que el segundo tiempo ha sido exactamente eso: Lass, Gucci, Higuaín, Torres, Drenthe, Robben... y Baúl. Sólo faltaba Salgado para hundir de un plumazo la ilusión acumulada con tanta presentación galáctica.

A lo que era el Madrid decadente de las trillizas Pellegrini introdujo la novedad de Benzema y Cristiano, que fueron los más destacados. De hecho, están a años luz del resto. Juntos desarrollaron las mejores jugadas, demostrando que se entendían a la perfección. Y Sneijder haciendo de escudero de un trío atacante formado por los dos mencionados... y el Baúl. Es horrible. Como "El día de la Marmota" en versión de Tobe Hopper o Tarantino. Jugando al estilo "garrapata" el Mi7o se movía de aquí a allá, siempre alejado de donde se jugaba el balón -o quizás fueran el luso, el francés y el holandés quiénes procuraban no ponerse donde les estorbara el cono de obra de los pulgares a la espalda- a la espera de poder empujar el esférico en alguna ocasión. Pese a que los comentaristas quisieron ver a Benzema como referencia en ataque, y así lo anunciaron en la previa tras conocerse las alineaciones, a la hora de la verdad fue ÉL quién okupó el centro del ataque para que Cristiano y Benzema se buscaran la vida por las bandas.

Por si fuera poco, el Pollo marcó a pase de Benzemá a inicios del segundo tiempo. Balón a los pies del muerto, que se zafa de su despistado marcador y la enchufa. Mañana portada del MARaCA, pasado entrevista con el ídolo del madridimo ("Cristiano va a aprendiendo cómo tiene que jugar conmigo", "¿Benzema? le falta mucho, pero ya aprenderá") y luego partido contra los no-se-qué de Quito. Como vuelva a marcar, será el Apocalipsis, porque el daño que ha hecho este tanto es muy, muy grande. Y es que apenas hubo subido al marcador, Pellegrini hizo una declaración de intenciones que hace temblar a cualquiera... retiró a los dos fichajes ilusionantes, a los que mejor lo estaban haciendo, para dar salida a Robben y a Higuaín. Para pegarse un tiro. Se ve que los quería reservar para el siguiente encuentro. El Capitán, treinteañero más acabado que la mojama, tiene para Pellegrini más resistencia que Benzemá y Cristiano, sobre todo que éste último, que cualquiera ve está hecho una piltrafilla.

Vamos, que el mensaje es claro: el Baúl intocable. A Higuaín no lo vamos a ver con Benzemá y Ronaldo nunca, jamás de los jamases. Pero lo peor era la sensación de que tras haber tenido cincuenta minutos para darle un gol al pollo, se retira a la pareja y se da salida a otra, a ver si es capaz de hacer lo mismo. Es acojonante, acojonante. Otra vez el esquema, los cambios, todo, sometido al Cáncer. En el primer tiempo se veía un amago de estilo. En el segundo se desintegró. Normal. No puedes innovar y, al mismo tiempo, pretender que todo siga igual. Ni siquiera le funcionó a Gorbachov con la Perestroika: en cuanto metió cierta apertura en el régimen soviético, éste se fue al carajo. O lo viejo devora a lo nuevo, o lo nuevo se impone a lo viejo. No hay otra.

Así las cosas, cada vez se impone más la idea de que sólo el "hecho biológico" va a permitir que el Real Madrid sea un equipo de fútbol de verdad. Por muy poderoso e influyente que sea el Pollo, llegará un día en que esté incapacitado para jugar. Bueno, ese día llegó hace mucho, pero me refiero a que esté tan incapacitado que lo note todo el mundo, hasta quiénes no quieren verlo. Yo, al menos, lo veo así. Este tío no sólo es inamovible, no sólo es que sea inimaginable un técnico capaz de armar un equipo prescindiendo del máxiimo obstáculo, es que tengo la sensación de que le están meando en la boca a todo el madridismo. Ni siquiera se cambia al Pollo tras el gol para probar otro tridente ofensivo o cualquier cosa, que para eso está la pretemporada, es que nos lo quedan ahí hasta que el árbitro pite el final. Es que no le tratan como a otro ni en estos partidos que no valen para nada. Es una auténtica burla. Ya podemos tener a Kaká, a Keké o a Kiko Rivera, que como vayamos a La Coruña con este lastre, y encima dando la sensación de que el actual Balón de Oro y el delantero más deseado de Europa están para bailar al son de sus palmas, nos van a poner mirando para Albacete. Eso, repito, mientras no se produzca el hecho biológico. Porque como tal puede entenderse que le lesionen de por vida. A ver si el que esté jugando hasta el último minuto de la pretemporada vale para algo.