¡PARTIDAZO!

Hoy, sobre el césped del vetusto estadio del Sánchez Pizjuán, se ha podido ver uno de esos hitos que sólo se dan muy de vez en cuando (por eso se llaman "hitos", precisamente), algo que los afortunados que estuvieron en las gradas podrán contar a sus nietos. "Yo estuve ahí", dirán dentro de veinte, treinta o cuarenta años los que acudieron hoy al estadi. "Pues yo sólo presencié el gol de Maradona en México", contestará algún pobre desgraciado. Y es que hoy se ha demostrado que el fútbol es una fábrica de sueños, que lo de darle patadas a un balón no conoce límites, que la emoción de ayer es sólo la nostalgia de mañana, de un mañana repleto de excitantes momentos y logros que habrán de venir. A algunos les pillará en directo, a otros nos tocará verlo por televisión. Qué le vamos a hacer. Más se perdió en Cuba. Más de un sevillano se estará mordiendo los puños por no haber ocupado alguno de los asientos que quedaron desocupados en la grada. Que no se den cabezazos contra la pared. El altísimo precio de las entradas parece ahora una fruslería. Sí, "ahora". ¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar "ahora" por una localidad en Glasgow, donde Zidane ejecutó el mejor gol de la Historia de la Champions? Desgraciadamente ese partido, como el de hoy, son cosas que sólo pasan una vez en la vida.

¿Y qué es lo que ha pasado? Se preguntarán. Pues que hoy Raúl González Blanco ¡ha superado el número de partidos de Sanchís con la zamarra merengue! Ah, bueno, el Madrid ha perdido, pero ¿a quién le importa eso? Señores, que estamos ante un momento histórico, algo que sólo veremos una vez en la vida (si Dios quiere), uno de los acontecimientos que escriben la Historia de un club. Con motivo de tan egregio día, Raúl jugó un auténtico partidazo. Como suena: p-a-r-t-i-d-a-z-o. Por ejemplo, no marró ni un sólo disparo a puerta. La verdad es que no disparó ni una sóla vez entre los tres palos, pero vaya, que tampoco le vamos a sacar punta a todo. Su movilidad desquició a la zaga sevillista hasta extremos inimaginables: ninguno de los cuatro tíos que le encimaban -a veces incluso cinco- sabía a cuál de ellos le tocaba meter la punta de la bota para quitarle el balón. Con gran habilidad, el "siete" del Madrid, de España, de Europa y del Universo les engañaba astutamente y les dejaba en evidencia al no controlar ni uno sólo de los esféricos que le llegaban. Toma del frasco, carrasco.

Asombroso partido número setecientosnosecuantos del Líder espiritual del madridismo: casi el diez por ciento de las pérdidas de balón, ni un tiro entre los tres palos y ni una puta recuperación. Eso sí, 90 minutos en el terreno de juego. ¡¡The Legend Lives On!!

En serio, fue tal el partido que firmó hoy nuestro chepudo líder, que es imposible encontrar un gif con alguna de las ridículas jugadas a las que nos tiene acostumbrados. Bien, tampoco podemos encontrar un gif con alguna jugada, ridícula o no. Esto no hubiera sido posible sin la colaboración de otro que va a por récord de partidos, el señor Guti Haz (el gilipollas), cuyo GPS quedó atascado en dirección a la nariz del Gran Timonel blanco, al que siempre enviaba el balón cuando se encontraba rodeado de contrarios y tras ignorar a otros compañeros que se desmarcaban solitos por banda. Os juro que llegará el día en que veamos a Gucci coger el balón y a los marcadores del Líder marcharse a la banda, beber un poco de agua, departir con alguna señorita -sí, ¿por qué no?- regresar a la posición del "Sie7e" y cortar el pase del rubio. Las jugadas de ambos serían desesperadamente lentas para los dibujos animados de "Benji y Oliver".

Lugar de honor en este día que habrán de recordar generaciones futuras ocupa Pellegrini, Pelegrima, Pelelegrima o como quieran, quién en la previa del encuentro tuvo la desfachatez de comparar a Cristiano Ronaldo -fíjate tú- con Raúl, dando a entender que si falta aquél éste puede realizar la misma función u otra parecida. No Higuaín, no Benzemá, al que encima sacó del terreno de juego en lugar de al Captain. Raúl es quién debe suplir a Cristiano. Ahí es nada. No sé si tras soltar esa lindeza en rueda de prensa salió a combatir una invasión de ranas de Marte, que sólo él puede ver, armado con una cacerola o algo parecido, pero no me hubiera extrañado. Bien por el Chileno, de puta madre las rotaciones. A ver lo que tarda en rotar él gracias a sacar al Pollo cómo, dónde y cuándo sea.

Me voy muy contento al catre. Muy contento. Hoy se ha demostrado que Baúl sigue siendo una pieza primordial en este equipo y que largar a Negredo fue una decisión acertada, como lo ha sido no sacar a Negredo desde inicio en vez de Él. Porque si no estuviera ÉL, ¿quién iba a romper el récord de Sanchís? Y el proximo día, si no juega ÉL, ¿quién va a jugar un partido más que Sanchís? Eh, ¿quién?


Edito tras haberme calmado del cabreo de ayer. Y no, no es por haber perdido. Aunque siempre duele, hay que reconocer que pocos equipos ganarían al Sevilla de ayer. Me duele por la manera en que lo hicimos. El Madrid que cayó en el Sánchez Pizjuán recordó al de años pasados. Esa sensación de que no se iba a ganar ni cuando iba 0-0 en el marcador, ese bajar los brazos y esperar a que todo acabe, ese decir "no podemos hacer más", esa claudicación... lo mismo que ante el Liverpool o el far$alona el año pasado. ¿Es que ni siquiera por una simple solución de lógica se da cuenta, quién se tiene que dar, que si cambias a todo el puto equipo menos a dos y seguimos teniendo los mismos problemas, es que esos dos son la causa? Pero ¿tan difícil es verlo?

Si hubiéramos perdido pero Pelelegrima hubiera intentado hacer algo, probar algo, eso que se habría ganado. No sé. Poner a Drenthe de lateral y subir a Marcelo, que ayer evidenció que es más centrocampista que defensa. Así se habría llenado de cemento la banda de Navas y no hubiéramos tenido esa sangría. Sacar a Higuaín de inicio junto a Benzemá, o por lo menos a partir del minuto 15, cuando se vio que el Pollo iba a tener uno de esos días. Pero estamos a lo de siempre. Aquí el Pollo y su novia juegan por decreto. Y no hay más. Y la puta prensa a tocar las palmas. Las culpas para Benzemá, el tiempo o quién sea. Omertá en torno a la gesta del Baúl, a su partidazo. No se le ve ni en las fotos. Paso de comentar lo que sale hoy en la prensa porque da ASCO. Hoy más que nunca.

Pero sobre todo quería incidir en una cosa que ayer se me pasó por alto. El primer gol fue culpa de Marcelo. Ante un centro bombeado desde la izquierda, el zaguero se queda embobado esperando el balón, momento que aprovecha Navas para elevarse sin oposición y cabecear a placer. Hoy le llueven palos a mogollón. Vale. Pero es que resulta que el segundo tanto, cuando el Madrid acababa de empatar y parecía tomarse en serio lo de llevarse los tres puntos, fue un error monumental del pollo. Sí, de ese. Nadie se dio cuenta, y eso que se vio cómo el encargado de marcar a ese jugador en los saques de esquina y demás jugadas a balón parado era él. Éste es el que siempre lucha, el que todo lo da, el que pone la casta y el que siempre aparece. Los cojones. Aquí, la secuencia:

Para cagarse. El de Marcelo es un error, pero lo del Pollo es un delito, porque a ÉL se le escapa el tío que marcaba mientras que al brasileño aplatanado le sorprendieron por detrás. Eso sí, los palos se los lleva Marcelo.

Si ha existido un partido en el que haya quedado claro que el Pollo es un cáncer, un lastre y el principal problema del Real Madrid, es éste. En ataque, en defensa y en cualquier posición. Pelelegrima, pon los cojones sobre la mesa YA. Basta de someter el futuro del club a los intereses caprichosos de este MIERDAS sostenido por cuatro voceras a los que nadie hace caso. Basta de curar una enfermedad con tiritas porque vamos acabar desangrándonos y sin garantía de que nos curemos. Hemos invertido un pastizal para sacar la nave a flote, pero mientras no se corte la cadena rubia que nos mantiene unidos al ancla chepuda que nos impide avanzar, estaremos perdidos. Basta ya de que UN sólo jugador hipoteque no ya el presente deportivo de la entidad, sinosu futuro económico. Aquí la basura se tira, como en Chile. No se deja ahí aparcada por ver si deja de apestar o la bolsa decide irse solita. A la MIERDA con el MIERDAS, que estamos ya hasta los cojones.